investigaciones inútiles

/ 2020

Disección de un pez muerto en la infructuosa búsqueda de las palabras del poeta.

Me interesa observar cómo nos acercamos y relacionamos con el mundo, como construimos las ideas que tenemos sobre él, en particular sobre el mundo natural. Como bióloga me he aproximado a este mundo de la naturaleza, a través de prácticas científicas, donde la objetividad, la experimentación y la estadística son algunas de las herramientas para intentar entenderla (...)

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Y si bien practico y creo en esta forma de aproximación, también la se inútil cuando se busca comprender lo inasible, lo incontestable. En medio de estas ideas empecé a trabajar sobre un proyecto que llamé Investigaciones Inútiles. Investigaciones que fracasan y dejan al descubierto los huecos de un método cuando se intenta dar explicación al misterio.

Mi primera investigación inútil es Disección de un pez muerto en la infructuosa búsqueda de las palabras del poeta, donde me propongo poner en un tono absurdo la idea de la evidencia científica, que a veces parece ocupar un lugar hegemónico cuando se resuelve que algo es o no es.

Citando el capítulo 8 de la novela Rayuela de Julio Cortázar, una investigadora ansía, con su método científico, encontrar algún vestigio de lo que sí comprende Oliviera, cuando visita junto a la Maga el Quai de la Mégisserie, acerca de lo que es un pez.
Dibujos, notas, objetos de laboratorio, y acciones que en su conjunto proponen dar cuenta del proceso y los resultados de la búsqueda de esta investigadora.

“Íbamos por las tardes a ver los peces del Quai de la Mégisserie, (…) y como suspendidos en el aire cientos de peces rosa y negro, pájaros quietos en su aire redondo (…) arrastrándome a cruzar la calle, a entrar en el mundo de los peces colgados del aire.

(…) giran danzando dulcemente en una pequeña porción de aire, lentos pájaros fríos. (…). Los mirábamos, jugando a acercar los ojos al vidrio, pegando la nariz (…), y comprendíamos cada vez peor lo que es un pez, por ese camino de no comprender nos íbamos acercando a ellos que no se comprenden (…).

(…) Y ese pez era perfectamente Giotto, te acordás, y esos dos jugaban como perros de jade, y un pez era la exacta sombra de una nube violeta... Descubríamos cómo la vida se instala en formas privadas de tercera dimensión, que desaparecen si se ponen de filo o dejan apenas una rayita rosada inmóvil vertical en el agua. Un golpe de aleta y monstruosamente está de nuevo ahí con ojos bigotes aletas y del vientre a veces saliéndole y flotando una transparente cinta de excremento que no acaba de soltarse, un lastre que de golpe los pone entre nosotros, los arranca a su perfección de imágenes puras, los compromete, por decirlo con una de las grandes palabras que tanto empleábamos por ahí y en esos días”.


— Julio Cortázar (Capítulo 8, Rayuela, 1963)

Grafito y collage sobre papel, transferencia sobre vidrio, muestras histológicas.